La industria gallega se debilita tras décadas de cierres, estancada en el 16% del PIB. Durante la crisis (2009-2013) se cerraron en Galicia 49.500 empresas del sector manufacturero y se destruyeron medio millón de empleos.
La Xunta de Feijóo no ofrece alternativas claras para recuperar y renovar el tejido industrial gallego, ni tampoco toma medidas ante el anuncio del cierre de las centrales térmicas de Meirama y As Pontes; ante la continua amenaza de EREs en las plantas de Alcoa de Cervo (Lugo), después de que se cerrara la de A Coruña; ni ante la amenaza de cierre de la papelera Ence o la crisis del astillero Hijos de J. Barreras, el mayor astillero privado de España
A esto hay que añadir las principales debilidades estratégicas de la industria gallega: su dependencia de un sector automovilístico (entre un 12 y un 14% del PIB gallego) que tiene sus centros de decisión fuera de España.
Galicia necesita un Plan de Reindustrialización, una política financiera de inversión, y no la política de subvenciones de Feijóo que acaba sirviendo a los intereses de las multinacionales.
Este plan no sólo generaría puestos de trabajo directos vinculados a la reindustrialización, de calidad, estables y sostenibles, sino miles de puestos de trabajo indirectos en otros sectores de la industria auxiliar y de servicios.
Necesitamos un Fondo de Reindustrialización y Empleo de 5.000 millones de euros, aportado por las entidades financieras que operan en Galicia y se han beneficiado del rescate financiero con dinero público.
Que Novagalicia Banco aporte 3.000 millones de euros. Y otros 2.000 millones BBVA, Santander, La Caixa y Banco Sabadell